jueves, 7 de julio de 2011

Educación y Desarrollo

Tuve hace poco tiempo la suerte de visitar los Estados Unidos, ver cómo es la gente y cómo funcionan las cosas allá. Me di varias vueltas mirando a diestra y siniestra, grabando en mi mente los lugares, las personas, las conductas, las maneras, las tecnologías, los productos, la comida, la ropa. Para luego comparar con mi país.

La pregunta del millón y tema central de hoy es: ¿Las cosas que funcionan bien allá, por qué no están acá?

Ya sea por turismo, por trabajo o por comercio, este viaje siempre es interesante, pues las diferencias culturales se te vienen a la mente en cada momento, en cada cosa que haces, en cada interacción con máquinas o con la gente.

Las autopistas tienen muchas pistas y una señalización minuciosamente correcta y oportuna. Los buses de traslado llegan a los paraderos o terminales en los horarios indicados en algún letrero. Hay elementos de publicidad y materiales como luces, letreros gigantes, pantallas extra grandes,  papeles resistentes al agua y muchas cosas que da la sensación de que el volumen de consumo hace que sean baratísimos.

Por supuesto no me metí en los barrios peligrosos (que sí los hay), pero pasé por lugares que no tenían nada que ver con el barrio alto y estaban inmaculadamente limpios. Tecnología bien aplicada y en lugares en los que, si hubiera sido Chile, se la hubieran robado.

Sin dar más vueltas en el centenar de cosas diferentes que quisiera mencionar, uno puede entender que en los años 70s, incluso 80s, cuando el desarrollo del transporte y las telecomunicaciones era aún bajo, las diferencias entre países fueran significativas. Pero hoy, cuando mucha gente habla más de un idioma, cuando Internet te permite saber casi cualquier cosa, cuando los pasajes y el transporte de carga aéreos son cada vez más baratos ¿Qué pasa con las diferencias que persisten entre un país desarrollado y el nuestro?
 

¿Por qué? Y después, nuevamente ¿Por qué?

Por supuesto, la respuesta al primer porqué es lógica y evidente: la gente. Nosotros, como sociedad, no estamos preparados para cuidar las cosas que nos rodean, y tenemos la tendencia a sacar provecho de corto plazo de las cosas o simplemente aprovecharnos.

Pero creo que las segundas derivadas de este análisis son las interesantes. ¿Por qué tanta diferencia entre estas sociedades? Educación, conciencia de sociedad, sentimiento de pertenencia a un sistema superior, respeto por lo ajeno.
No podemos pedir toda la sociedad madure de inmediato, pero he visto que un camino eficiente en muchos países ha sido la legislación, y dentro de la legislación, ...las multas. Les voy a dar un ejemplo. Iba por una autopista de 4 pistas normales más 2 rápidas. Esas dos pistas rápidas estaban separadas de las demás por unos postes delgados de plástico. Antes de que aparecieran esas dos pistas había unos letreros que decían que el costo de esas pistas rápidas era de $0,25 dólares, PERO que para entrar ahí uno debía tener la antena de cobro (TAG) habilitada y si es que alguien entraba ahí sin dicha antena, la multa era de $200 dólares. Para que no tengan que hacer el cálculo les cuento: equivale a pasar 3.200 veces por ahí.

Se te quitan todas las ganas de aprovecharte del sistema.

No puedo dar más vueltas con este posteo así que para concluir: Buenos legisladores, multas que desincentiven los malos comportamientos, educación, consciencia de pertenencia a una sociedad, consciencia de pertenencia a un sistema más grande y finalmente mucho respeto por la propiedad pública y por la ajena.
Nuestra generación ya perdió. Mucha de nuestra gente no cambiará, especialmente nuestros queridos políticos chilenos. Pero tengo fe en que nuestros hijos o al menos nuestros nietos vivan en un Chile mejor.

1 comentario:

  1. Entiendo perfectamente de qué hablas. En la zona de ESpaña donde yo vivo (Sevilla), solamente una minoría respeta el mobiliario público, las normas de circulación,etc, cosas que están y son bien y propiedad de tod@s. Es sin duda un problema de educación de la ausencia de valores que apoyen el bienestar comunitario,el amor al suelo que pisan. Solo unos cientos de km más arriba, en Gijón (Asturias) las calles están inmaculadas, los parques no necesitan ser cerrados, las papeleras están en su sitio, nadie las ha robado. La diferncia entre una y otra ciudad es simplemente que en la última la gente no es egoista y saben que el valor de su comunidad se refleja en sus habitantes; no son necesarias las multas. En Sevilla la gente es egoista y vaga, antes de andar 20m hasta llegar a una papelera prefieren tirar el papel al suelo. El problema está en la educación, no se enseña aquí hoy día a querer y valorar al lugar donde vives o simplemente el trabajo de los demás.

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